Después de mucho tiempo sin publicar ninguna receta, no se me ocurre postre mejor para retomar la actividad bloguera que esta deliciosa tarta.
La verdad es que ya habrá pasado más de un año de la primera vez la hice. Después de verla en un montón de blogs con esa pinta taaaan apetitosa, tan bonita y con 2 ingredientes que me encantan, el chocolate y la cerveza, me dije... ¡¡ESA ES MI TARTA!!
Así que me puse manos a la obra entusiasmada y el resultado fue... ¡¡QUE NO ME GUSTÓ NADA!! Eso sí, al resto de la gente que la probó les encantó... ¿Qué estaba pasando?, ¡¿cómo era posible que no me gustara?!, pero si llevaba chocolate, y cerveza, y queso...¡¿es que el mundo se estaba volviendo loco?!...
Le eché un poco la culpa a que debido a mi gula incontrolada, cometí el gran error de probar el bizcocho templadito recién salido del horno... y claro, no estaba muy bueno y le cogí manía...
Aunque pasaron muchos meses desde esa experiencia, en mi fuero interno sabía que tenía que darle otra oportunidad... y eso mismo hice este mes de agosto, y el resultado fueron... ¡TRES TARTAS EN UN MES!. No sé lo que me pasó la primera vez... pero la verdad es que esta tarta está riquísima. La densidad del bizcocho es estupenda y contrasta a la perfección con la cremosidad del frosting.
Sin lugar a dudas es una tarta para sorprender y triunfar allá a donde vayas.
Y ahora, la receta. Ésta la podéis encontrar en muchísimos blogs de cocina. A mi me sirvió de mucha utilidad ver el vídeo de Isasaweis.
Bizcocho:
- 250 ml. de cerveza Guinness (yo utilicé la Original).
- 250 g. de mantequilla.
- 75 g. de cacao sin azúcar (yo utilicé Valor)
- 400 g. de azúcar.
- 250 g. de harina.
- 2.5 cucharaditas de bicarbonato.
- 1 cucharadita de azúcar avainillado (o extracto de vainilla)
- 140 ml. de nata líquida con al menos 35% materia grasa.
- 2 huevos
Frosting:
- 300 g. de queso tipo Philadelphia.
- 150 g. de azúcar glass.
- 360 ml. de nata con al menos 35% materia grasa.
PREPARACIÓN
Bizcocho:
- En primer lugar ponemos en un cazo la cerveza a fuego medio sin que llegue a hervir. Cuando esté calentita le añadimos la mantequilla cortada en trozos y removemos con una espátula de madera hasta su completa disolución. Reservamos para después.
- Ponemos a precalentar el horno a 180 Cº.
- En un bol ponemos los ingredientes secos (cacao, azúcar, harina, bicarbonato y azúcar avainillado) y mezclamos con unas varillas hasta que está todo bien integrado y con un color uniforme.
- En otro bol ponemos los ingredientes húmedos (nata, huevos y esencia de vainilla si hemos optado por esta última en lugar del azúcar avainillado) y batimos hasta tenerlo bien mezclado. A continuación le añadimos la mezcla de cerveza y mantequilla que teníamos reservada y mezclamos bien.
- Seguidamente vertemos esta mezcla sobre los ingredientes secos y batimos hasta obtener una masa uniforme y sin grumos.
- A continuación engrasamos un molde con un poco de mantequilla y espolvoreamos con un poquito de harina, sacudiendo el exceso y verteremos la mezcla en él. Yo recomiendo utilizar un molde desmoldable ya que el desmolde me pareció un poco delicado. Eso sí, debemos de tener la precaución de comprobar si nuestro molde desmoldable queda bien sellado (podemos comprobarlo echando un poco de agua y ver si se filtra o no). En caso de que no cierre muy bien, podemos forrarlo por fuera con papel aluminio, así si se filtra un poco de masa, caerá en el papel y no nos manchará la bandeja del horno.
- Metemos en el horno precalentado a 180 ºC durante 50 minutos (eso en la receta original, en mi horno me lleva 65 minutos porque no es muy potente). Cada horno es un mundo, así que tendréis que ir pillándole el truco al vuestro. Sabremos que está hecho, si al pinchar el bizcocho con un palillo, éste sale limpio.
- Sacamos del horno y dejamos enfriar antes de desmoldar.
Frosting:
- Mezclamos el queso y el azúcar glass con unas varillas hasta que quede una crema suave.
- Montamos la nata con unas varillas eléctricas. Para facilitar el trabajo es conveniente que tanto la nata como el recipiente en donde vamos a montar la nata estén frías.
- Integramos la nata y la mezcla de queso y azúcar, mezclando con una espátula con movimientos envolventes.
Montaje de la tarta:
En cuanto tengamos el bizcocho frío y desmoldado, procederemos a echar sobre él el frosting. Lo haremos mejor con una espátula y haciendo caer ligeramente la crema sobre los bordes.
Esta decoración tan sencilla hace que sea muy atractiva a la vista. La idea es que recuerde a una cerveza negra con su espuma blanca.